Cómo el autismo influye en mi perspectiva sobre la tecnología y la vida rural
Desde que tomé la decisión de mudarme al campo, he descubierto que mi condición autista influye profundamente en cómo percibo tanto la tecnología como la vida rural. Para muchos, la transición de un entorno urbano a uno más aislado puede ser desafiante, pero para mí ha representado una combinación perfecta entre la necesidad de estructura, la tranquilidad sensorial y el aprovechamiento de la tecnología para optimizar mi día a día. Con el tiempo, he aprendido a integrar estas herramientas en mi vida de manera que me ayuden a manejar mejor los desafíos diarios y potenciar mis fortalezas.
La estructura y la automatización como aliadas
Uno de los rasgos característicos del autismo es la necesidad de estructura y rutina. En mi caso, esto se refleja en la forma en que organizo mis días, asegurándome de que cada actividad tenga su espacio y propósito. Por ejemplo, cada mañana sigo una secuencia específica de tareas, desde revisar mis sensores de energía en Home Assistant hasta planificar las actividades del día en Todoist. Esta estructura me ayuda a mantener el equilibrio y evitar la ansiedad que puede surgir ante lo inesperado.
En un entorno rural, donde las tareas pueden volverse impredecibles por factores externos como el clima o la disponibilidad de recursos, he encontrado en la tecnología una herramienta clave para mantener la organización y evitar la sensación de caos. Home Assistant me permite gestionar la domótica de mi hogar, desde la iluminación hasta el monitoreo de consumo energético. Automatizar procesos me brinda una sensación de control y predictibilidad, reduciendo el estrés de lo inesperado.
Por ejemplo, tengo programadas rutinas para optimizar el uso de energía solar, lo que no solo mejora la eficiencia, sino que también reduce la cantidad de decisiones que debo tomar diariamente. Además, la posibilidad de integrar sensores y notificaciones me ayuda a mantenerme al tanto de cualquier cambio en mi entorno sin necesidad de supervisión constante, lo que me permite concentrarme en otras actividades sin preocuparme por los pequeños detalles.
La tranquilidad sensorial del entorno rural
Una de las razones principales por las que decidí mudarme al campo fue la sobrecarga sensorial que experimentaba en la ciudad. El ruido constante, las luces brillantes y el ritmo acelerado de la vida urbana eran agotadores. En cambio, en la parcela encuentro un ambiente más controlado, donde los sonidos predominantes son los de la naturaleza y puedo regular mi entorno según mis necesidades. Esto ha sido fundamental para mi bienestar, ya que me permite tener un espacio donde puedo relajarme sin estímulos excesivos.
Eso no significa que la vida rural esté libre de desafíos sensoriales. El uso de motosierras en los alrededores o la presencia de gallos pueden ser irritantes, y aunque no es algo que pueda evitar por completo, he encontrado estrategias para mitigar su impacto. Establecer horarios estructurados para mis actividades me ayuda a minimizar la exposición a estos estímulos en momentos críticos del día. También utilizo auriculares con cancelación de ruido y aseguro que mi espacio personal sea un refugio donde pueda descansar cuando lo necesite.
Además, la capacidad de controlar la iluminación y temperatura de mi hogar mediante automatización también ha sido un gran beneficio. Poder ajustar el entorno con base en mi sensibilidad me permite reducir el agotamiento sensorial y mejorar mi calidad de vida en general.
La tecnología como puente para la conexión y la independencia
A pesar del aislamiento geográfico, la tecnología me permite mantenerme conectado con el mundo de una manera que hace años hubiera sido impensable. Antes de instalar Starlink, la conectividad en el campo era un gran desafío. Probé compartir Internet desde un celular, pero la señal era inestable y poco confiable. Luego, intenté con Internet satelital tradicional, pero la velocidad y latencia no eran suficientes para un uso eficiente. Gracias a Starlink, ahora tengo acceso a Internet de alta velocidad, lo que me facilita el trabajo remoto, la gestión de mi blog y la posibilidad de aprender constantemente. Esto me ha permitido mantenerme en contacto con personas que comparten mis intereses y evitar la sensación de aislamiento que a veces puede acompañar la vida rural.
Además, plataformas como Obsidian y Todoist me ayudan a organizar mi información y tareas de manera eficiente. Sin ellas, gestionar mis proyectos y llevar un registro claro de lo que necesito hacer sería mucho más difícil. En un entorno donde las demandas pueden cambiar con el clima y las estaciones, contar con un sistema estructurado para gestionar mis responsabilidades es esencial.
Otro aspecto clave es la independencia que me proporciona la tecnología. Desde la gestión energética con paneles solares hasta la posibilidad futura de automatizar el riego, puedo reducir la cantidad de interacciones externas necesarias para el mantenimiento de mi hogar. Esta autosuficiencia me da tranquilidad y me permite enfocarme en lo que realmente disfruto. Poder depender de mi propia infraestructura en lugar de servicios externos poco confiables también es un gran alivio.
Reflexiones finales
Ser autista en un entorno rural me ha permitido descubrir una armonía entre mis necesidades sensoriales, mi amor por la estructura y mi interés por la tecnología. Mientras que algunas personas pueden ver la tecnología y la vida rural como opuestos, yo las veo como complementarias. La clave ha sido adaptar el entorno a mis necesidades, utilizando la automatización y la conectividad para crear un espacio donde pueda vivir con comodidad y eficiencia.
La vida en el campo no es para todos, pero para mí ha sido una experiencia enriquecedora que me ha permitido encontrar un equilibrio entre la tranquilidad y la innovación. A través de la integración de tecnología en mi vida diaria, he logrado crear un entorno que me brinda seguridad, estabilidad y la posibilidad de crecer. Y en ese proceso, he aprendido que no hay una única forma de vivir, sino que cada quien debe construir su propio camino según sus necesidades y fortalezas. Adaptar la tecnología para mejorar mi calidad de vida ha sido una de las mejores decisiones que he tomado, y espero seguir explorando nuevas formas de hacer que mi entorno sea aún más funcional en el futuro.
Si has tenido experiencias similares o te interesa la relación entre el autismo, la tecnología y la vida rural, me encantaría leer tu opinión en los comentarios. ¡Comparte tus ideas y conversemos sobre este tema!