Mi rutina diaria en la parcela y cómo la tecnología la mejora

2025-03-06 6 minutos de lectura Vida Luis Olave

Vivir en la parcela es un equilibrio entre la tranquilidad del campo y la eficiencia que brinda la tecnología. A diferencia de la vida en la ciudad, aquí cada día sigue un ritmo estructurado, pero optimizado con herramientas que me facilitan las tareas y me permiten enfocarme en lo que realmente importa. La clave está en combinar la disciplina con la automatización, asegurando que cada actividad fluya sin contratiempos. Así es un día típico en mi vida, con la ayuda de la tecnología en cada paso.

El inicio del día: Despertar y preparación

Cada mañana comienza temprano, muy temprano. A las 4:00 AM, la alarma suena y, casi al instante, las luces de mi habitación se encienden de forma gradual. Este pequeño truco con luces inteligentes me ayuda a despertar sin sobresaltos, creando una transición más natural del sueño a la vigilia. Además, el Google Home Mini en mi habitación empieza a reproducir música suave para hacer el proceso aún más placentero. Luego, viene la rutina básica: cepillado de dientes y una taza de café caliente, indispensable para arrancar el día con energía.

Mientras tomo mi café, hago una revisión general de la casa. Gracias a la domótica, no tengo que recorrer cada rincón físicamente. Desde mi teléfono o computadora, reviso que todo esté en orden: cámaras de seguridad, niveles de carga de las baterías solares y consumo energético. Cualquier irregularidad, la tecnología me la avisa antes de que se convierta en un problema. Así, puedo anticiparme a cualquier inconveniente sin perder tiempo.

Horas de concentración: Trabajo y primeras revisiones

Entre las 5:00 y las 7:30 AM, es momento de enfocarme en mis proyectos personales: mi blog y mis inversiones. Estas primeras horas del día son las más productivas, con la mente fresca y sin interrupciones. Durante este tiempo, aprovecho para planificar publicaciones, revisar métricas y analizar oportunidades de mejora en mis estrategias de monetización.

A las 7:30 AM, hago una pausa para preparar el desayuno de mi papá y tomar otro café junto a él. Es un momento especial del día, una pausa antes de retomar la rutina. Luego, viene una pequeña siesta de 20 a 30 minutos, una práctica que adopté para mejorar la concentración durante el resto del día e ir recargando pilas (teoría de las cucharas).

A las 9:00 AM, es el turno de alimentar a los perros y hacer una revisión rápida de la piscina. Aunque la domotización está en proceso, por ahora la revisión sigue siendo más “artesanal”: verifico manualmente la temperatura y el estado del agua. Aprovecho también para tomar mi desayuno antes de volver a mi escritorio. En el futuro, quiero integrar sensores y automatizaciones que me permitan monitorear la piscina de forma remota.

Trabajo y eficiencia digital

De 10:00 a 12:30 PM, el foco está en mi trabajo: desarrollo web, mantenimiento de clientes y marketing digital. Aquí la tecnología es clave: una red bien optimizada con Omada me asegura estabilidad en la conexión, y herramientas como Obsidian me ayudan a mantener todo organizado sin perder el control de múltiples proyectos. Todo está diseñado para maximizar la productividad y minimizar distracciones.

A las 12:30 PM, hago una pausa para almorzar con mis papás, un momento que valoro mucho y que la tecnología también facilita: con sistemas de automatización, puedo programar ciertos electrodomésticos para que funcionen de manera eficiente sin que consuman más energía de la necesaria. La comida es preparada por mi madre, lo que también es un punto de conexión familiar en medio del día.

Tardes de productividad y optimización del hogar

Tras el almuerzo y un breve descanso, retomo el trabajo desde las 3:00 PM hasta las 5:30 PM. La rutina es similar a la mañana, pero con una pequeña variación: en este bloque también reviso y optimizo la infraestructura de la parcela. Dependiendo del día, puedo enfocarme en mejorar la red cableada, revisar la instalación eléctrica o realizar ajustes en la configuración del sistema solar.

Entre 5:30 y 7:00 PM, es el turno de la cena. Alimentar a los perros y después lavar la loza son tareas sencillas, pero la preparación de la comida es algo de mi madre. Aquí la tecnología también tiene su lugar: desde luces que ajustan la intensidad automáticamente hasta asistentes de voz que ayudan a programar recordatorios, cada detalle suma para hacer más eficiente el día.

Noches de desconexión y control del sistema

A las 7:30 PM, es el momento de hacer una revisión y optimización general de los sistemas de la casa: cámaras de seguridad, red eléctrica, sistema solar y cualquier posible alerta que haya aparecido durante el día. La idea es anticipar cualquier problema para que no afecte la rutina del siguiente día. Estas revisiones me permiten asegurarme de que todo funcione correctamente y de que no haya consumos innecesarios de energía.

Después de eso, la noche es para relajarse. Además, al ser mis padres de la tercera edad, muchas de las automatizaciones en casa están pensadas para su comodidad y seguridad. Por ejemplo, las luces se encienden automáticamente cuando caminan por la noche, facilitando su camino si necesitan levantarse al baño, reduciendo así el riesgo de caídas. También he programado recordatorios de voz y sensores de movimiento que ayudan a evitar accidentes en la oscuridad.

Desde las 8:30 PM hasta las 11:30 PM, es tiempo de ver videos, películas, leer o simplemente descansar. Este espacio es fundamental para desconectar del trabajo y relajarme antes de dormir. Finalmente, a las 11:30 PM, con todo revisado y listo para el día siguiente, me voy a dormir con música puesta en el Google Home Mini de mi habitación, lo que me ayuda a relajarme y conciliar el sueño de manera más tranquila.

Fines de semana: Trabajo en terreno

Los fines de semana son diferentes. Son días más dedicados a trabajos físicos en la parcela: limpieza de los paneles solares, revisión o modificación de la instalación eléctrica y mejoras en la red cableada de la casa. A veces, me toca subirme al techo para asegurarme de que los paneles solares estén en óptimas condiciones y funcionando al máximo rendimiento. Otras veces, realizo pequeños ajustes en la distribución de la red Ethernet para optimizar el rendimiento en distintos sectores de la casa.

También aprovecho estos días para hacer pruebas con nuevas automatizaciones y mejoras en la infraestructura tecnológica. Aunque implica esfuerzo físico, es gratificante ver cómo cada mejora hace que la vida en la parcela sea más eficiente y cómoda.

Conclusión

Mi rutina diaria está estructurada, pero la tecnología hace que cada paso sea más fluido y eficiente. Gracias a la domótica, los sistemas automatizados y una red bien optimizada, puedo equilibrar el trabajo, la familia y el mantenimiento de la parcela sin que ninguna tarea se vuelva una carga. Al final del día, vivir en el campo no significa estar desconectado, sino encontrar formas inteligentes de aprovechar la tecnología para mejorar la calidad de vida.

¿Qué opinas de esta rutina? ¿Cómo utilizas la tecnología en tu día a día? Me encantaría leer tus comentarios y conocer tu experiencia.

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